
Bajo la cúpula oscura salpicada de plata, Susanita cerró los ojos. No para dormir, sino para recordar. De niña, le parecía, a veces, que la noche la dejaba sola, desamparada. Sus padres estaban ausentes, sumidos en el sueño, sólo el silencio y la oscuridad la rodeaban. Mucho tiempo después, leyó que Rudolf Steiner decía que la noche no era vacío, sino un umbral, un lugar donde el velo que separa los mundos se torna tan fino como el susurro de una seda.
Dejó que el bullicio del día—las preocupaciones, las prisas—se hundiera como piedras en un estanque quieto. En la oscuridad, el alma puede descender, no a un inframundo de sombras eternas, sino a los reinos del devenir, donde los difuntos, libres de sus cuerpos, depositan sus experiencias terrenales como semillas para los vivos. Susana percibió su presencia como un eco de gratitud y anhelo. Eran sus antepasados, no fantasmas atormentados, sino seres de luz en reposo, entrelazando sus destinos con el suyo, esperando que ella, en la tierra, germinara lo que ellos habían sembrado.
Un susurro, no en sus oídos sino en su corazón, llegó: “Lo que llamas ‘yo’ es apenas una palabra que usas en el día. De noche, recuerdas que eres una pregunta del cosmos, buscando su respuesta en un alma humana. Eres el puente entre nuestro pasado y tu futuro.”
Al amanecer, despertó. No con una respuesta, sino con una certeza tranquila. La luz no negaba la oscuridad; la continuaba. Y ahora, caminaría en el día sabiendo que su verdadero ser se renovaba cada noche en el seno de lo espiritual, nutriéndose del diálogo silencioso con aquellos que, desde el mundo espiritual, confiaban en ella para cumplir con la obra de la evolución.
La mayoría de los autores que participan en esta revista han colaborado a la creación del libro:
- Algo Malo por Sergio Ruiz Afonso
- El pan de las 3 am por Carolina Margherita
- Hilando vidas por Blanca Quesada
- La Noche estrellada por Jean Claude Fonder
- La noche que no se acabó por Graziella Boffini
- Noches en vela por Silvia Zanetto
- Pensamientos por Raffaella Bolletti
- Umbral por María Victoria Santoyo
Fuera concurso:






















