
– Recorrí el pasado y el futuro enteros y elegí mi presente. Grité «¡Estoy entre ustedes!» y nadie me oyó. Dije «Estoy bien» y nadie me escuchó. Toqué tu brazo y no me sentiste.
Siento su puño en mi estómago, sé que es ella y este es el mismo vómito que cuando su cuerpo estaba formándose dentro de mi ser. Ahora me golpea la locura de no verla nunca más.
– ¡Y no me ves!
Ahora es un poco más que un ser sin cuerpo, ya sabe que no tiene sombra. Es un fantasma. Está buscando su lugar y puede recorrer la eternidad en un segundo; eso marea, da náuseas, las mismas que yo siento, somos dos partes separadas con el mismo vértigo.
– Las sensaciones son las mismas. El dolor inmenso. El terror que supone crearse de nuevo. La sorpresa de lo etéreo.
Puedes ir a cualquier lugar, recuerda que es por el este, por el tuyo, es por donde nace el sol. Míralo desde lejos. Estás acompañada, lo sé y yo siempre permaneceré en la mañana.
– Estoy despidiéndome, construyéndome en otro lugar, eligiendo la mejor de las opciones, sintiendo lo mismo que tú, somos parte de una misma molécula para siempre.
Estamos en distintos colores, mamá: yo en el amarillo claro del principio de los momentos y tú en el rojo de la vida, la sangre.
Soy su madre, me siento tan triste que no me cabe el dolor en las palabras ¡Hija, hija!
– Podemos estar en la misma calle, en la misma dimensión, en el mismo sitio, estamos una dentro de la otra, cuando tú vas a la izquierda, yo también lo hago ¡Y no me ves! Mírate dentro, soy como tu espejo. Pude escapar de mi cuerpo. Recorro los espacios infinitos con sus nuevas dimensiones.
Elegirá bien, cómo ella sabe. La vida es una perpetua reconstrucción de objetos rotos, momentos huidos y caminos recorridos. Ahora sé que el sol es distinto cada vez y descubrimos la senda de cada día, como ella el universo ¡Vuela alto mi niña!
– Mi alma como un globo surca el cielo áureo, sobre un viento suave.
El dolor que cabe en un alma es para los vivos. Lo vio todo, nos ve a todos ¡Qué bello es el ojo de mi hija!
– ¡Mamá estoy bien, muy bien!¡ Estoy en Júpiter familia! En el planeta más grande, en la luz del día.
El ojo que ves, no es ojo porque tú lo veas es ojo porque él te ve.
Blanca Quesada

