Nueva

Mis ojos se van acostumbrando a la penumbra. Llevamos unos diez minutos en el bar y ya puedo distinguir a Marcos en la barra. Lo atiende una melena rubia. Desde aquí no puedo ver más. Me vuelvo para hablar con Guillermo, acabo de conocerlo y su opinión cuenta, porque es el mejor amigo de Marcos. En ese momento le suena el teléfono. Guillermo me sonríe a modo de disculpa. Me arrebujo en la chaqueta de cuero nueva. He tirado la casa por la ventana, porque Marcos es la bomba. Guillermo toma la precaución de leer el nombre en la pantalla antes de contestar. «Me tienen frito», dice buscando mi complicidad. Paula (yo también he leído el nombre) no debe de ser la causa de ese molesto chisporroteo, porque responde inmediatamente. Tiro con torpeza de las mangas de la chaqueta nueva y me vuelvo hacia la barra. Inclinado peligrosamente sobre la barra, Marcos sigue charlando con la melena rubia, Me abrocho un botón de la chaqueta. «Es nueva», oigo que dice Guillermo. «No, no es Isabel, riñeron hace una semana, esta es nueva». Comprendo que se refiere a mí y no a la chaqueta: Isabel es la antigua novia de Marcos. Lo de la semana lo aclararé más tarde, espero, porque hace cuatro que conocí a Marcos en la tienda donde vendo prendas de cuero. Entró a comprarse un cinturón y mientras pagaba me dio su número de teléfono en un pedazo de papel. Lo deslizó por el mostrador. Igual que está haciendo ahora. La melena rubia ha estirado un brazo para coger el mensaje, que ahora hace resbalar por la barra. Reconozco el gesto. Irritada, me levanto de golpe y hago ademán de marcharme. Guillermo me detiene. «Espera, llevas una etiqueta colgando». Me agarra la manga derecha y tira.

Patricia Orts