
Mientras esperaba que el camión de la mudanza se llevara los últimos muebles a la casa nueva, Laura se acordó de aquella casa que Julio le había mostrado con entusiasmo, explicándole que habían tenido suerte de encontrarla tan barata y tan cerca al centro de Milán. Cuando la había visto le había parecido oscura, sucia y con muchas cosas que arreglar pero estaba enamorada, quería casarse y no tenían dinero así que desde un cierto punto de vista habían tenido suerte. Se acordó del trabajo que hizo junto con su madre y su hermana para limpiarla y se dio cuenta de que limpia y pintada de colores claros, con los suelos cambiados con ayuda de sus amigos, no era tan oscura. Ahora, en la nueva casa que es nueva, en la que no ha tenido que hacer nada, que es más grande, con una habitación para cada uno de sus hijos que están muy contentos también porque está cerca de ésta y no tienen que alejarse de sus amigos ni de su escuela. Ella está contenta pero, mirando alrededor se da cuenta de que esta casa para ella será la casa a la que siempre asociará la palabra casa.
Gloria Rolfo
