
Vas por una calle sórdida, las escasas bombillas iluminan apenas el asfalto con baches, fango, hay basura por doquier… En el cruce, a lo lejos, ves figuras que se escurren entre los edificios, ¿estará alguien al acecho detrás de la esquina?
Te corre por las venas un estremecimiento, te enfría el estómago y entorpece tus manos. Pero no te rindas, tú eres más fuerte, ¡que no te congele el aliento! Siente fluir la vida por las narices, llénate de prana salvadora, extiende tus crispados miembros y endulza tu rostro.
Acuérdate de que eres cintura marrón de karate, además, llevas en el bolsillo el talismán que te dio el chamán. No podrán hacerte daño.
Maria Victoria Santoyo Abril
