Nostalgia canalla

— ¿Qué estás haciendo, mi amor?

— ¿Estás viendo la nieve caer sobre nuestro huerto?

También aquí nieva. Lo veo desde la ventanilla de esta enorme siniestra caja de hierro.

Debería no pensar en ti, mi pequeña fugaz mujer.

Debería huir de los recuerdos y de los deseos. Pero no puedo dejar de imaginarte en nuestra casita blanca con las tejas rojo carmín. La última del pueblo, la más novedosa.

Te imagino sentada cerca de la estufa, tejiendo gorras, calcetines, guantes de lana gruesa para mí.

— ¿Quién sabe cuándo lograré ponérmelos?

Veo encima de la mesita la foto de nuestra boda. Amor, tú más que una novia parecías una niña el día de su primera comunión. Tu carita feliz y la trenza rubia que te enmarcaba la cabeza.

Veo nuestra cama cubierta por la manta que tejiste con lana de los colores del arcoíris y aún siento el calor de nuestros cuerpos bajo ella.

Volver a ti. Volver a mi casa. Olvidar los escombros que me rodean. Huir de esta matanza. Huir de los recuerdos. Porque vivir con esta nostalgia que te agarra día y noche es como morir sin heridas.

Iris Menegoz