
Te echo de menos mi querido Latino. Hace años que no nos encontramos. Era yo una estudiante liceana, tú un universitario. Me conquistaste de inmediato la primera vez que me fui de vacaciones sola. Me recibiste y me rodeaste con tus brazos, compartimos la vivacidad de ser jóvenes, las risas, la rebeldía, la vibrante sensación de alegría que se respiraba por toda parte en el entramado de pequeñas y encantadoras calles con las cafeterías, los cines, las pequeñas librerías, los teatros, Fue fácil enamorarse de ti, del derecho a soñar que teníamos los jóvenes. Volví a encontrarte unos años más tarde. Ya había acabado mi carrera escolar. Y tú, terminados los días de las barricadas y los movimientos estudiantiles del 1968, parecías haber perdido el espíritu revolucionario, cambiaste mucho, ya no eras el mismo. Te habías vuelto en un pequeño burgués, pero tu encanto seguía intacto.
¡Te echo de menos Barrio Latino!
Raffaella Bolletti
