
Perdone, señorita… acaban de traer esta carta. Creo que es la que estaba esperando desde hace unos días — le dijo Consuelo.
Pilar apoyó la pluma. Si eso fuera verdad, lo que estaba escribiendo ahora ya no tendría ningún sentido. Hubiera aparecido lo de que ya casi no se ilusionaba, a través de la oscuridad de su habitación, en las manos de su criada tan respetuosa y fiel…
El sobre era pequeño, hecho de papel grueso y áspero.
Y claro, Consuelo no sabía leer, y solo el deseo de complacerla le hacía creer que fuera justo aquella carta lo que convertiría la palidez de su cara en un rubor de mejillas y la oscuridad de su casa en un resplandor incomparable. A menos que…
— Consuelo, ¿quién ha traído la carta? —preguntó Pilar, mirándola a los ojos, la mano en la barbilla.
— No lo sé, señorita… era un hombre que nunca había visto. Pero puede leerla, así contestará vuestra pregunta.
Las manos blancas de Pilar, iluminadas por la luz de la ventana, titubearon antes de coger la carta.
— ¿Acaso lo sabe mi padre?
— No, señorita, nadie ha visto nada.
La tímida sonrisa de Consuelo quería darle ánimo, quitarle un poco de miedo por su padre déspota, que ya había establecido que Pilar se casaría con un viejo rico de más de cuarenta años. Si pudiera la abrazaría, si no supiera que una sirvienta solo es una sirvienta, y nunca puede ser una amiga.
Pilar volvió a mirar la nueva carta que estaba escribiendo a Celedonio, esa carta que -ahora estaba segura- nunca le enviaría. Huir con él, escapar de la boda con aquel hombre desconocido pero detestado, casarse en secreto con el joven que amaba, sin el permiso de sus padres, perder su familia para siempre… Una locura. ¿Cómo podía haber pensado algo así?
Pero, la carta… Si esa carta tan minúscula y secreta, que seguía en las manos bondadosas de Consuelo, si de verdad hubiera sido enviada por Celedonio, si el sueño de la huida que habían concebido juntos se convirtiera en realidad, entonces…
— Leedla, señorita —se atrevió a decir Consuelo.
— Sí —contestó Pilar— y abrió el sobre.
Silvia Zanetto
