La hermosura

CLAUDE MONET (1840-1926) Ninfeas beues – Musée Marmottan

— ¡Qué belleza! —Oí detrás de mí.

Me volví lentamente. Quedé atónito. Una hermosa dama vestida de azul, – un pequeño vestido de verano apretado en la cintura y ligeramente hinchado, un gran sombrero verde botella, un pequeño racimo de flores rosas colgadas en la parte superior del vestido, zapatos del mismo color -observaba el cuadro por encima de mi hombro. Sus cabellos casi grises rodeaban una cara aún joven con unos ojos de un azul sorprendentemente profundo que destacaban sobre un lápiz labial rosa. El mismo rosa que eligió Monet para pintar los ninfeas azules del museo Marmottan.

Cuando vio que yo la detallaba, se alejó rápidamente y desapareció después de unos momentos.

Sentí que estaba soñando y que acababa de despertar. Esta mujer encarnaba el cuadro que más amaba. La armonía de sus colores era única, siempre me gustaron las ninfeas de Monet, hay muchos pero el del museo Marmottan me conmocionaba.

Regresé al día siguiente, estaba en París por unas semanas como parte de un proyecto de la empresa donde trabajaba. Esperaba volver a verla, pero debo decir que no me acordaba bien de sus rasgos, cuando pensaba en ella, era el cuadro que veía, esta audaz armonía de color, el azul, el verde, el gris y el rosa como un solista que dominaba mis recuerdos en este virtuoso cuarteto.

Evidentemente, la escena del día anterior no se repitió, dejé por un momento el cuadro, esas ninfeas que me obsesionaban. Fui a sentarme en un banco en el parque vecino. Me parecía que conocía a esta. Varias veces durante mi carrera pasé algún tiempo en París, en nuestra filial, era entonces que frecuentaba con frecuencia el museo Marmottan, llevaba allí a algunos colegas. Una imagen se precisó en mis recuerdos, a una colega de grandes ojos azules y de cabello largo y rubio, también le gustaba Monet, había tenido una aventura con ella y, y… sí, era ella la mujer que vi ayer, los ojos eran sus ojos.

Ella se sentó a mi lado y me abrazó impúdicamente, su perfume voluptuoso y sensual me embriagó definitivamente.

Jean Claude Fonder