
Hoy me desperté a las seis de la mañana, me levanto, tomo mis píldoras, me muevo al ritmo de una tortuga. Vuelvo a mi cama, inspiro, no quiero empezar el día y allí estoy, parada, esperando que llegue la realidad, la realidad que no es placentera, se me pone un nudo en la garganta.
Los sonidos han desaparecido, el nuevo silencio es una parte sórdida que uno tiene que aceptar. Cada acto y cada movimiento se vuelve precioso y más consciente.
Aprecio los objetos en mi casa, tienen colores que nunca he visto, los toco con amor, como reconociéndolos después de tanto tiempo viviendo juntos.
Las noticias llegan por el móvil, pantalla, diarios, te penetran con crueldad descomunal. Videos, siempre más videos que ya no tengo ganas de mirar. El tiempo parece extendido, cristalizado, suspendido.
Es un día particular que se repite desde hace dos semanas y… ¿cuántas veces seguirá repitiéndose?
Simonetta Ferrante
