Mujer en vestido blanco

Henri Lebasque – Mujer en vestido blanco

Yo sigo aquí, sentada en un sillón cubierto por un lienzo amarillo con borde negro. La ventana detrás de mí tiene postigos amarillos cerrados. Llevo un lindo vestido, un pequeño sombrero y los zapatos elegantes, todo blanco. Me gusta mucho esta vestimenta. Espero, y tengo la sensación de que tarde o temprano algo va a pasar. De momento me quedo aquí charlando contigo que estás posado en la silla cerca de la mía, en esta luz amarilla. Me caes bien. Es un placer conversar, escuchas y nunca me llevas la contraria. ¿Sabes que hay un hombre, mirándonos desde hace tiempo? No, no debes tenerle miedo, a él le gusta observar. Aquel hombre que sigue mirándonos me ha atrapado aquí en esta hermosa pintura donde todo es amarillo, donde no hay cielo y donde sólo somos dos. Estaba tan celoso que pensó él en castigarme apartándome de su vida, encerrándome en un cuadro, tan amarillo como sus celos. Tal vez se encarceló a sí mismo en una soledad que ya no puede aguantar. Por eso nos mira. Claro está que quiere que volvamos a estar juntos. Tengo mis ojos un poco escondidos bajo el pequeño sombrero para que su mirada no pueda hipnotizarme otra vez, yo no quiero volver con él. Estoy satisfecha con esta situación. Simplemente hay que esperar a que alguien pase por aquí y se quede con nosotros. Y cuando ocurra abriré los postigos y dejaré entrar la luz amarilla de mi alegría.

.

Raffaella Bolletti