Igual

La significación de la noche – René Magritte (1927)

¿Existirá otro igual a mi mismo en alguna parte del mundo que estuviera pensando en ese mismo momento lo mismo que estoy pensando en este mismo instante?


Pasé los tres primeros años preguntándomelo a mi mismo y hasta llegué a creer descubrirlo al ver mi otra mitad, pero me dijeron que no, que simplemente se trataba tan sólo de un espejo. Sucedió después en el patio de mi casa. Alborozado pregunté si eso que se movía igual y al lado mío donde yo me movía era mi otro. Se rieron de mí y me dijeron que no. Que tampoco. Que eso no era igual a mi mismo, que se trataba de mi propia sombra e hicieron de eso un chiste que lo repetían a otros gigantes para que también se rieran. Con estos golpes, decidí no volver a preguntar nada. Comprendí la existencia del mundo de las sombras, sus espejismos. En mudo silencio seguí buscando a ese alguien igual que debía existir en alguna parte.

De paseo con los grandes por los verdes del campo, requeté pensando observé cómo la luz del día se fue yendo y lentamente las sombras lo fueron cubriendo todo… Unos pasos y repentinamente apareció desde arriba una enorme bola brillante blanca redonda que iluminó lo oscuro. Si yo corría ella también lo hacía, adonde yo fuera ella también iba o si paraba, ella también paraba. Así fue convirtiéndose en lo más entrañable mío. Al principio no tardaron en darse cuenta porque tan pronto se oscurecía, me escapaba para dialogar con ella. Me encerraban y yo me les escapaba. A medida que fui creciendo, fueron llegando médicos, curas y brujos para quitarme eso de la cabeza. Me apodaron lunático y loco. Ahora ya viejo, por todo lo que pienso, digo y hago, decidieron llamarme poeta y ella en eso está de acuerdo con ellos.

Olmo Guillermo Liévano