
LAS CAJAS FUERTES DE LOS RECUERDOS
La nariz con su precioso sentido del olfato, es un recipiente de segunda categoría en comparación con el cerebro, aunque este último, a medida que envejecemos, pierda gran parte de su prestigio. De hecho, los recuerdos, como si encontraran pequeños huecos, huyen para refugiarse en el olvido.
Cuando la nariz nos deja encontrar una fragancia que creíamos olvidada, desencadena en nosotros una oleada de recuerdos que creíamos enterrados.
Cuando voy en bicicleta por caminos rurales bordeados de densos matorrales de moras y avellanos, me asalta un olor antiguo e inconfundible.
Los ciclámenes no se ven. Crecen escondidos bajo los arbustos, pero su olor me transporta de inmediato a mi infancia. Íbamos en grupos a buscar ciclámenes. Compitiendo para ver quién tenía el ramo más grande (entonces aún no estaba prohibido recogerlos).
Otro perfume que desencadena en mí no solo recuerdos sino también un irrefrenable impulso de posesión, es el aroma de pan recién horneado. Si este olor me atrapa al pasar por una panadería, no puedo evitar entrar y comprar unas barras.
En mi pueblo el pan se hacía una vez por semana. Todos utilizaban el mismo horno situado en el centro del pueblo. ¡Qué alegría nos daba encontrarlo ese día sobre la mesa! Sustituía la querida, inevitable, esencial, omnipresente polenta blanca, cuyo olor recuerdo muy bien, pero sin nostalgia.
Hay otro perfume que está bien grabado en mi memoria olfativa. El aroma de las mazorcas asándose sobre la brasa.
Justo antes de la cosecha, a los niños nos daban, con moderación, mazorcas de maíz frescas. Las ensartábamos con ramitas de madera y las poníamos sobre las brasas encendidas de la estufa donde se asaban lentamente desprendiendo un aroma que aún hoy podría distinguir.
Cuánta felicidad nos daba morder esa pulpa blanda y qué alegría reírse con los dientes negros.
Recuerdo el aroma de nuestros besos. Tu barba suave olía a humo y jabón Palmolive. Pero no puedo hablar de este olor, su recuerdo me mata.
La mayoría de los autores que participan en esta revista han colaborado a la creación del libro:


