Por una cerveza

Unas semanas atrás, una amiga del Tapañol me comentaba que en su país existe una enorme variedad de cervezas. 

No sé si fue la charla o el calor anticipado y sofocante que esa tarde envolvía Milán, lo cierto es que algo funcionó como aquella famosa “magdalena de Proust.” De repente, me encontré catapultada en los veranos porteños de la infancia. Días interminables de agobiante canícula cuando mis jóvenes padres sacaban de la heladera la botella oscura y vertían, en grandes jarros de vidrio, el líquido dorado que subía y subía hasta el borde del vaso, donde un precavido dedo índice impedía a la espuma de derramarse. De la etiqueta azul en la botella reconozco inmediatamente la Quilmes. Y sin darme cuenta estoy ya entonando el jingle de “La espumita” que cantábamos de niños.

Los recuerdos actúan también como disparadores. En la corriente de imágenes, nuevas asociaciones me transportan aún más lejos.

Muchos de ustedes quizás sepan que Quilmes es el nombre de la localidad sobre la costa del Plata, a unos 20km. a sudeste de Buenos Aires, donde a fines del siglo XIX el alemán Otto Bemberg fundó la famosa cervecería. Quizás, lo que no todos conocen es la historia que tal nombre encierra.

Para eso tenemos que remontarnos a los tiempos de la segunda fundación de Buenos Aires (1580), cuando la zona aún desconocida se transforma en una de las tantas estancias repartidas entre los acompañantes del Adelantado Juan de Garay. El territorio es rico de ganado cimarrón. Sus costas, utilizadas para actividades de contrabando y tráfico negrero.
Poco a poco el paraje comienza a delimitarse. En 1611 viene incorporado al pago de La Magdalena. Recién en 1665 adquiere su nombre actual. ¿Pero cuál es su origen? Los hechos lo vinculan al lejano norte.

En aquellos tiempos, en los Valles Calchaquíes, vasto sistema de valles y montaňas del noroeste argentino, habitaban diferentes comunidades indígenas de etnia diaguita, una de las más avanzadas de la zona. Entre ellas los Kilmes o Quilmes. Este grupo ocupaba la zona central de los valles, al oeste de la actual ciudad de Tucumán. En lengua kakán o calchaquí, kilme significa “entre los cerros”.

Era un pueblo aguerrido, tributario inicialmente del imperio incaico, al que se había enfrentado más de una vez; y luego, de la corona española. Miembro de la Confederación Diaguita combate la política de tributos, ocupación de tierras y trabajos forzados a los que los indígenas se ven obligados. Las Guerras Calchaquíes (1530-1667), como vienen recordados estos enfrentamientos, durará más de un siglo. A capitanear la Confederación en su fase final será un aventurero andaluz, un tal Pedro Bohórquez que logra engañar tanto a los indígenas, haciéndose pasar por descendiente de Incas, como a las autoridades españolas prometiéndoles riqueza y pacificación. El “Falso Inca”, como se lo conocía, es apresado en 1657 y justiciado años después.

Su captura no detiene a los nativos que parapetándose en las altas cumbres, hostigando y refugiándose en sus fortificaciones o Pucarás, continúan la lucha. Terminarán doblegados en su última ciudadela, la actual Amaicha del Valle, donde el nuevo gobernador, Mercado y Villacorta, los asedia por un año. Cuentan las crónicas que muchas mujeres se suicidan con sus hijos arrojándose al vacío para no ser capturadas.

Es que la rendición no sólo implicaba la derrota sino también el destierro. La deportación masiva, estrategia de dominio utilizada también por los Incas, se convertirá en una especie de vía crucis. Alrededor de dos mil personas se ven obligadas a marchar a pie hasta Buenos Aires. El viaje durará casi un año. Más de 1000km. Muchos mueren en el camino. Los sobrevivientes, unas doscientas familias, llegarán a ese paraje anónimo sobre las barrancas del Río de la Plata donde fundan la “Reducción de la Exaltación de la Santa Cruz de los Indios Quilmes.” Humildes ranchos de barro y paja alrededor de una capilla. La mano de obra indígena contribuirá al gran desarrollo de la zona.

En 1812, durante las guerras de independencia, el Primer Triunvirato de las Provincias Unidas del Río de la Plata declara a Santa Cruz de los Indios Quilmes pueblo libre, igualando a los pocos indios sobrevivientes con los demás ciudadanos y dando por extinguida la Reducción.

Lo demás, en pocas décadas llegará la ola inmigratoria, el ferrocarril, las grandes fábricas y la cervecería cuyo nombre famoso encierra esta historia. Una historia un poco olvidada que “por una cerveza…” ha aflorado, de repente, aquí en Milán.


Fotos:
wikipedia:bar©HalloweenHJB,  fábrica Quilmes alrededor de 1910, ruinas de Quilmes (valles Calchaquíes) ©fernandopascullo y ©alangtry

Bibliografia:

Sobre los Quilmes:

Los indígenas Quilmes, Carlos Eduardo Solivére,en (PDF) cyt-ar.com.ar/cyt-ar/images/b/bd/Indígenas_Quilmes.pdf

Adaptación de la artillería al medio americano: las guerras calchaquíes en el siglo XVII, Francisco A. Rubio Durán, en (PDF) revistas.ucm.es/index.php/MILT/article/viewFile/MILT9797220017A/3377
 -La reducción «Exaltación de la Cruz de los indios Quilmes»: un caso de relocalización étnica en Pampa a fines del siglo XVII , Florencia Carlón, en www.mundoagrario.unlp.edu.ar/article/view/v08n15a07/1023

Sobre el municipio di Quilmes:

-historia: www.quilmes.gov.ar/ciudad/historia.php

-las tres fundaciones de Quilmes: elquilmero.blogspot.it/2011/08/las-tres-fundaciones-de-quilmes-los-345.html

sobre la cerveza:

Adriana Langtry