
Amarillo, me tienes en los bolsillos[1]
Me defino a mí misma “colombióloga empedernida”: el 90% de la música que escucho proviene del país de Los cafeteros; para muchos esto sonará aburridísimo, sin embargo, Colombia tiene tanta variedad musical, un sinfín de géneros opuestos (eso también gracias a su mezcla cultural) y me gustan casi todos.
No puedo dejar de pensar en la canción “Amarillo”, como tantas del mismo álbum, están dedicadas a su ex-pareja, un hombre que le ha sido infiel y eso se refleja en tantos ataques en “Las mujeres ya no lloran”, otro álbum suyo. Al igual que ella, tantas nos hemos topado con picaflores que nos han lastimado y han pisoteado nuestra autoestima.
Mi historia parece un patrón bastante común: nos conocimos cuando tenía 17 (él era pocos años mayor que yo) y al principio todo era color de rosa, por lo menos eso pensaba, ¡pobre ilusa!
Estuvimos juntos desde que estaba en el bachillerato, hasta casi terminar la carrera universitaria, unos ocho años más tarde. También tuve mis errores: no quiero pasar por víctima del paseo.
Lloro desconsolada. El hombre que juraba ser el amor de mi vida me apuñaló en repetidas ocasiones. Me engañó, lo perdoné por miedo a la soledad y volvió a acostarse con otras.
¡Ya no aguanto más! Ni sé cómo hice para soportar todo esto por años. Tengo los ojos hinchados de tanto llanto y él duerme plácido en la cama.
Quisiera prender todas las luces del apartamento, buscar las maletas y huir de este infierno. Mejor dejo que mañana se despierte con calma y, mientras está en el trabajo, armo mis cosas y me largo lo más lejos posible.
Se levanta para tomar agüita y me pregunta qué hago despierta. Está tan borracho que no se da ni cuenta de mis ojos llorosos. Le respondo que no logro dormir por culpa de la migraña. Regresa a la cama como si nada.
A las cinco y media suena el despertador y preparo el desayuno para ambos. Espero no se dé cuenta de mi estado de ánimo para escaparme pronto. Café con leche, huevos revueltos y pan tostado con palta. ¡A él le encanta eso! Para mí caffè e biscotti. Se ducha, se viste y sale.
Busco las dos maletas que tengo aquí guardadas. Tengo poco tiempo para empacar y no me interesa dejar unas cosas atrás. Otro día iré a buscarlas, si es necesario.
Llamo un taxi, le doy la dirección de mi pareja y empiezo a bajar todo. El único sitio seguro donde puedo ir es la casa de mi papá. ¡Ojalá no haya salido! Ni tengo las llaves para abrir.
Toco el citófono. Me ve por la cámara y me abre. Subo al ascensor con todas mis masserizie, diría él y finalmente me siento libre.
– Bentornata– afirma sin son ni ton.
[1] De la canción “Amarillo”, álbum “El Dorado” 2017
La mayoría de los autores que participan en esta revista han colaborado a la creación del libro:
- Los colores que no vi mientras me rompía por Carolina Margherita
- Amarillo por Gloria Rolfo
- Amarillo por Marcela Saavedra
- Amarillo sin límites por Graziella Boffini
- El amarillo de la primavera por Blanca Quesada
- El coche por Jean Claude Fonder
- El vestido amarillo por Raffaella Bolletti
- La portada de mi libro es amarilla por Silvia Zanetto
- Los días amarillos poe Sergio Ruiz
- Misterio por Leda Negri


