La herencia

Triste herencia, por Joaquín Sorolla (1899)

Cae lenta la noche cubriendo el mundo con su misterio. Todo está oculto, también el futuro.

Acuesta al niño, lo cubre con su cariño y dulcemente lo hace dormir

El niño duerme, entonces enciende la tele como si fuera una ventana para mirar el mundo

Ve allí que los más ricos son cada vez más ricos mientras hay niños que no tienen escuela ni qué comer…

Ve drones, tanques…hombres destruidos.

Todo es competencia, violencia… Quien es más …

¡No!

No todos… Hay también quienes manifiestan. Hay quienes quieren otro mundo, un mundo de colaboración, un mundo fraternal, un mundo sin miseria. Otro mundo… Pero no logran mucho más que protestar. Sin embargo, algo queda, algo dejan. Algo como una luz en medio de la noche.

Mira la noche. Lejos se asoma una estrella pequeña.

Se acerca a la cuna, mira al niño, sonríe y susurra:

«Tú eres la esperanza de un mundo mejor. Mi legado es solo una Luz…»

En el cielo aun impera la noche, pero ahora hay miles de estrellas que brillan en la obscuridad. Y ahora, a veces, son las cosas que tengo que hacer al día siguiente, o los problemas de familia que me despiertan de golpe en medio de la noche… pero esta es otra historia.


Patricio Vial