
Era una mañana de verano luminosa y caliente cuando Lucía se fue a su clase de yoga. Decidió ponerse su camiseta favorita, recién comprada, aquella que tenía estampado el Árbol de la Vida, con sus raíces profundas y sus ramas extendiéndose hacia el cielo.
Lucía se ajustó la camiseta nueva con el Árbol de la Vida estampado. Las ramas doradas brillaban bajo el sol de la mañana, y por un momento se sintió como una auténtica yogui espiritual. «Hoy fluiré como las hojas al viento», pensó mientras salía de casa.
La realidad, sin embargo, tuvo otros planes.
En la clase, apenas comenzó el saludo al sol, notó que la tela —tan «ecológica y transpirable» según la etiqueta— se le pegaba a la espalda como una segunda piel sudorosa. Pranav, el profesor, pasó a su lado y comentó con una sonrisa:
—Qué camiseta tan significativa, Lucía. El Árbol de la Vida representa la conexión con lo divino.
—Sí, claro —respondió ella, tratando de sonar zen mientras luchaba por no ahogarse en su propio escote.
Al llegar a la postura del árbol, la ironía fue innegable. Mientras el estampado de su torso proclamaba armonía y equilibrio, Lucía se balanceaba como un junco en tormenta. A su lado, una señora con más de 70 años se mantenía firme como un roble, lanzándole miradas de lástima.
—Enraízate… siente la tierra —murmuró Pranav.
Lucía cerró los ojos e intentó visualizar sus raíces, pero solo logró recordar que estaba sudando como nunca y que tenía sed, calor y no sé qué.
Para el Shavasana final, al menos, pudo relajarse. Tumbada boca arriba, con el dibujo del árbol ahora torcido por sus movimientos, comprendió que quizás la espiritualidad no estaba en la ropa, sino en reírse de uno mismo.
Al salir, se detuvo frente a un espejo del gimnasio. La camiseta estaba arrugada, manchada de sudor y con una rama del árbol irremediablemente estirada. «Perfecto», sonrió. Después de todo, hasta los árboles más sabios tienen ramas torcidas.
Namasté.
La mayoría de los autores que participan en esta revista han colaborado a la creación del libro:
- El amigo manzano por Raffaella Bolletti
- El Árbol por Blanca Quesada
- El Árbol de la Vida por Graziella Boffini
- El Árbol por Gloria Rolfo
- El Árbol por Iris Menegoz
- El Árbol por Sylvia Navone
- El bosque de Manuela por Carolina Margherita
- El mensaje del árbol por Patricio Vial
- El peral “Conference” por Jean Claude Fonder
- El verde es suyo por Silvia Zanetto
- La Ceiba que habla todos los lenguajes por María Victoria Santoyo
- Patahueso por Sergio Ruiz Afonso


