Mi paseo marítimo

Mi paseo marítimo

Aquel día que parece lejano tenía que contarte lo que pasó hace unos meses. Pero nunca hubiera pensado escribir aquella carta, ni me imaginé que a ello se llegara. Nada más leerla, te fuiste dejándome triste y absolutamente inútil, sin ninguna posibilidad de explicarme. De todas maneras, yo sé dónde has ido a refugiarte y, por lo tanto, desde hace unos días he venido aquí, a este lugar. Cada mañana al despertar, miro el mar y el cielo con sus diferentes azules perdiéndome en cada ola y en cada nube. Después de un rato salgo para dar un paseo por la playa esperando toparme contigo. Este paseo marítimo, a pesar de todos mis problemas, me transmite tranquilidad. El color del cielo medio nublado me hace pensar en tus ojos azules que parecían modificar el color al enfadarte o al ponerte triste. Estoy aquí, en la playa, siempre a la misma hora, no por casualidad, sino por desesperación y con la sensación de estar atrapado en una rutina. Tengo muchas preguntas, al igual que imagino las tienes tú, y necesito respuestas. Pero no sé si de verdad espero que algo ocurra, o que deje de ocurrir. Cada día espero a que la gente llegue al paseo marítimo deseando encontrarte. Hoy hay un viento suave que hace ondear las banderas de los hoteles, está el cielo medio nublado y el mar con pequeñas olas. Por fin en este momento, al mirar a las señoras con sus sombrillas, puedo verte; no estás lejos, estás en compañía de un hombre que creo haber visto antes; pareces feliz, hablas con él y sonríes. Claro está que no puedo oír tus palabras, apenas llegan las risas de los niños, el ruido de las olas lo cubre todo. Ahora lo entiendo, no quiero inculparte sin reconocer mínimamente mis propias culpas. Aquí hay aire, cielo, olas, arena fina, no quiero quedarme en la tiniebla que me rodea y que está llena de tu perfume, tengo que respirar, aprovechar, saborear este olor a mar, dejar que la sonrisa vuelva, ya no quiero explicarte nada. Me digo a mí mismo que no tengo que hacer preguntas, tengo que disfrutar de la vida porque sólo llega una vez. Pero yo soy así, condenado a observar, buscar, preguntar para comprender. Entonces mi corazón permanecerá aquí, mirando este maravilloso paseo marítimo y pensando en ti.


Raffaella Bolletti