El secreto

Hace algunos meses.

Eran las cinco de una mañana de un verano de hace muchos años. Los pájaros ya habían comenzado su canto hacía un rato. La joven Rocío se levantó y salió de casa, vestida sólo con su pijama. Caminando despacio, cruzó el jardín por la verja y se adentró en el bosque. No fue una noche tranquila, había dormido sola, en el sofá. Después de una discusión con su pareja, Carlos, no era posible acostarse juntos. Siguió el camino que solía tomar para entrar en el bosque escuchando atentamente los sonidos de la naturaleza.

Como de costumbre, se sentó bajo el castaño, apoyó su espalda en el tronco, empezando a hablar dirigiéndose al árbol como hacía siempre que estaba triste. Fue entonces cuando apareció un hombre, tenía un rifle y una liebre. Se detuvo y le preguntó si estaba bien. Era un hombre desconocido, pero Rocío estaba lo bastante desesperada como para contárselo a él. Desesperada, Rocío le dijo que ya no era posible vivir con su marido y que quería abandonarlo. El hombre la tomó en sus brazos y la besó. Rocío llorando se dejó llevar e hizo el amor con el desconocido. Me llamo Jorge, dijo. Y se fue.

Yo soy el árbol.

Unos meses más tarde Rocío vino a sentarse a mis pies y apoyó su espalda en mi tronco, empezó a hablar dirigiéndose a mí. Se había quedado embarazada y su barriga era muy prominente. Era una tarde de mediados de agosto, sin luna, el cielo salpicado de innumerables estrellas. De vez en cuando una caía de la bóveda celeste como una lágrima caliente que corría por las mejillas de Rocío.

Parió sola, allí en el suelo, cerca de mis raíces.

Hoy, día 3 de abril de 2025

¡Ay! ¿Qué pasa? Tengo que moverme, estoy cansado de esta posición. No hay mucho espacio, estoy encerrado en este lugar lleno de algo que parece agua. Todo está oscuro. De vez en cuando doy patadas a ver si alguien me responde. Generalmente, después de patear, me parece que alguien me toca y me dice que me calme. No puedo. Oye, tú ahí fuera, trata de entenderme, soy un bebé, pero estoy muy nervioso y cansado de estar aquí, así que tengo que hacerme notar. Y empiezo a retorcerme tanto como puedo. ¡Dale! dejadme salir, por favor. Por fin llegó el día tan esperado. Después de un largo esfuerzo, ¡estoy fuera! Pero qué sitio tan extraño, que áspero y sin agua. Aprendo a respirar, tengo hambre y frío, alguien me envuelve en una especie de manta, me toma en sus brazos y me besa. Lloro y lloro. No paro de moverme. Una voz femenina, creo que es la de mi madre, dice que me llamo Jorge, como mi padre y soy un niño secreto y precioso. No sé qué significa, pero está bien.

Yo soy un castaño, llevo muchos años viviendo en este bosque y mi trabajo consiste en escuchar historias y guardar secretos. Especialmente el secreto de Rocío.


Raffaella Bolletti