
Pasamos un fin de semana inolvidable. Al despertarme a la mañana siguiente tu profunda mirada penetró mis ojos. Pareció decirme: « No te olvides de mí» . Me besaste y te fuiste.El fin de semana terminó así. No volvimos a encontrarnos. Sólo quedaron los recuerdos.
El sol nunca olvida levantarse
De nuevo, otra vez
Subí al bosque que rodeaba la playa, me senté en la base de un árbol, apoyando la espalda a su tronco y cerré los ojos. De repente, fue como si una cascada de agua Me cayera encima. Una cascada en la que flotaban los recuerdos.
No, no fueron los recuerdos, no fue nada de eso
Fue el amor. Entra en tu vida saliendo de la nada como un arcoiris después de la lluvia, va creciendo hasta llegar lleno, pasional. Rojo. Luego, poco a poco, como la luna se vuelve menguante; el rojo desvanece hacia el amarillo, pero el amor nunca desaparece y siempre te sorprende.
Miércoles por la madrugada. Bajo las escaleras. He salido de tu casa. El pelo largo y suelto parece hablar de libertad. He olvidado las llaves del coche bajo tu cama, tengo que volver. Abres la puerta y corremos a tu cuarto, amándonos otra vez. Las llaves permanecen bajo la cama
Espirales que vuelven
Intensidad
Andrés ya no está. Es entonces que todo se desmorona en un instante sin que yo pueda hacer nada. Sólo un sueño, un recuerdo detrás de un horizonte lejano, fuera de mi alcance, un viaje que nunca empezó.
Me doy cuenta de que no aguanto el peso de mi memoria, pero sin embargo la necesito, esta colección de recuerdos, personales o colectivos que sirve para recordarme quién soy y de dónde procedo, para mantener vivo el papel de mi vida y quizás me ayude a actuar teniendo en cuenta lo que ocurrió en el pasado.
Un círculo infinito del que no existe salida
Nada que añadir
Tal vez la memoria sea como una tormenta de energía a punto de estallar, una enorme nube que al llenarse deja caer gotas de lluvia como si fueran recuerdos en un sirimiri de gotas pequeñas que me permite contemplar el pasado sonriendo; o tal vez derramando recuerdos ruidosos, enfriados que se han convertido en granizo, los de la memoria colectiva o personal de hechos muy graves, los que me hacen daño al caer, e incluso los que en mi memoria han pasado al estado gaseoso y se han vuelto niebla, los que preferiría olvidar.
La mayoría de los autores que participan en esta revista han colaborado a la creación del libro:


