El libro quisquilloso 

Después de haber navegado por los 6 continentes, caminado por bosques y desiertos, entre nidos de espinas, en grutas protegidas por serpientes, sobre montañas cuya altitud no permitía la presencia del oxígeno, bajo el sol con 45° ya a la madrugada, deslizando sobre los hielos eternos, finalmente lo encontraron.

Con pies doloridos de tanto andar, espaldas ardientes por el sol ecuatorial y arrugas aumentadas por todos los vientos de la rosa de los vientos, con miembros, orejas y narices medio congelados por las temperaturas exageradamente minus zero bajo auroras boreales increíbles, todos se olvidaron de repente de todo el tiempo de la búsqueda, como una madre se olvida de los dolores del parto al ver a su hijo nato.

Todos los esfuerzos hechos ya no les pesaban, tanta era la felicidad de haberlo encontrado por fin. Y encima estaba en buenas condiciones.

Aquí estaba: el Libro. 

El libro que contenía todas las respuestas; un tomo imponente, sabio y culto, prácticamente divino, por contraste se presentaba con una cubierta anónima, de cuero color del olvido, casi understated.

Se trataba de verdad del Libro del Bien y del Mal, de todos los saberes, que resumía todo lo conocido y encima todo lo incógnito de la humanidad, todos los porqués, todas las respuestas a todas las preguntas de la humanidad sobre la vida y la muerte.

Dejaron que la primera en examinarlo fuese Elvira, la más escéptica del grupo de investigación, que muchas veces en los pasados años fatigosos de búsqueda había subrayado los esfuerzos y la pena y había pensado abandonar el grupo, insistiendo más de una vez para que desistieran también los demás.

Se lo dejaron a ella de primera, casi para convencerla de la inmensa suerte que les había tocado.

Elvira tomó el Libro en sus manos delgadas, de mujer acostumbrada al lujo, hija consentida de familia rica, que siempre había trabajado solo intelectualmente. Primero que todo miró la cubierta. No puso dejar de opinar: «todos estos esfuerzos… ¿y este sería el libro perfecto del Bien y del Mal con todas las respuestas? ¿El libro que por su búsqueda me comió la juventud?

¡Miradlo que tiene una cubierta de libro en oferta en el discount olvidado en el sótano de los tatarabuelos!»

El libro, sintiéndose ofendido, se puso quisquilloso y convirtió sus páginas en lamas afiladísimas.

Todos los dedos de las manos de Elvira fueron cortados por completo, desprendiéndose de su cuerpo, y saltaron como lombrices escapando de una casa en llamas.

La sangre brotó copiosamente.

Elvira murió desangrada, a pesar de los tentativos de los presentes por salvarla.

La sangre siguió manando, litro tras litro, hasta empapar por completo todo el Libro, que  quedó ilegible para siempre. 


Graziella Boffini.