Aquella noche

Esa noche, cuando volví a casa, yo estaba como vacía. Sin llanto, sin gritos, solo vacío. Me arrancaste una parte de mí. Esa noche volví a casa a eso de las 4 de la mañana y me sentí sucia y mala como si me hubieran castigado. ¿Es culpa mía? ¿La forma en que actué te hizo pensar que era un sí? ¿La forma en que estaba vestida, quizás? Me pediste que subiera, debí haber entendido lo que iba a pasar, pero te seguí. Subimos y me besaste, pero no me opuse… Me desnudaste, al principio pensé que quería, aunque mi cuerpo me hacía señas de que parara. Era débil contigo y lo sabías. Había bebido demasiado, no te conocía, pero nunca pensé que me harías pasar por esto. Empezaste a tocarme, no sabía cómo detenerte, así que me quedé allí, paralizada, incapaz de moverme, no me atreví a gritar, pero en el fondo sabía lo que me estaba pasando y sin embargo me quedé allí, impotente, ahogándome bajo tus manos que me sujetaban tan firmemente. No te dije que no. No sabía cómo. No es que me preguntaras si quería. Tenía 14 años, tío.

Bruselas, 6 de febrero de 2023